Entre Atocha y Barajas
Entre Atocha y Barajas se ha movido el gobierno Zapatero. Como si de un macabro juego de barcos se tratara a nuestro Rodríguez, ETA, ayer, le ha dicho T4 y, el último navío ha quedado tocado y hundido. Libertariano me decía hace tiempo que, el gran miedo de zETAp era que le colocaran una bomba en cualquier lugar de España, eso, supondría su fin. Ayer, rápidamente lo llamé y me dijo que esperaba que dimitiera. Sinceramente, yo también albergaba la esperanza de que lo hiciera, no le quedaba otra salida. Ha apostado al blanco impar y ha salido rojo y par. Ahora ya no queda crédito. Con dos posibles muertos sobre la mesa, no, espero que no, seguro que no. La verdad, durante estos dos años y medio, he pensado que el presidente era un bobo, un idiota con ideales que creía que todo iba a cambiar. Ahora resulta que no, que es un retorcido que sólo quiere poltrona, que solo busca estar en el poder, en codearse con Jefes de Estado, en jugar al baloncesto en una pista para él sólo, en que Sonsoles cante en la ópera, en que los servicios de seguridad lo arropen.
Sigue teniendo un as en la manga, el del proceso de negociación, pero ahora es un as marcado por la sangre, y si hay muertos, que parece ser los hay, será un as roto, que ya no vale para nada. O dimite o le hacen una moción de censura. O dimite o perderá las elecciones. O dimite o alguien acabará dimitiéndolo. Ayer, cuando la horca rodeaba el cuello de Sadam, el tic tac del reloj imaginario de la furgoneta, también rodeaba el cuello de zETAp. Rojo y par, la sangre de las víctimas un 30 de diciembre; frente al blanco impar, la alegría del proceso el 29. ¿Qué ocurrirá con las encuestas?, ¿cuántos puntos habré perdido?, seguro que es lo único que lo preocupa.
Entre Atocha y Barajas, ¿seguro que no se pasa por Moncloa?
Sigue teniendo un as en la manga, el del proceso de negociación, pero ahora es un as marcado por la sangre, y si hay muertos, que parece ser los hay, será un as roto, que ya no vale para nada. O dimite o le hacen una moción de censura. O dimite o perderá las elecciones. O dimite o alguien acabará dimitiéndolo. Ayer, cuando la horca rodeaba el cuello de Sadam, el tic tac del reloj imaginario de la furgoneta, también rodeaba el cuello de zETAp. Rojo y par, la sangre de las víctimas un 30 de diciembre; frente al blanco impar, la alegría del proceso el 29. ¿Qué ocurrirá con las encuestas?, ¿cuántos puntos habré perdido?, seguro que es lo único que lo preocupa.
Entre Atocha y Barajas, ¿seguro que no se pasa por Moncloa?