Yo apoyo a Dinamarca

martes, febrero 28, 2006

Me ahogo en sidra

¡Qué alegría y qué pena! Así comenzaba el romance de la Pena y Alegría del Amor de Rafael de León. Qué alegría poder brindar con sidra por la irreparable pérdida de un etarra, pero qué pena que no te dejaran. Daniel Portero, hijo del fiscal asesinado por ETA, miembro de la Asociación Dignidad y Justicia, pretendía ayer brindar con sidra ante el macrojuicio contra el entramado terrorista. ¿Qué quería brindar por la muerte de un etarra?, ¿y qué?; ¿que quería brindar por otra razón?, ¿y qué? Por la muerte de su padre, comieron lubina al horno, para celebrarlo. Malas víboras, después os measteis encima, ¡cobardes! Aunque ahora estaréis brindando otra vez, Zapatero, esa bestia que persigue a las víctimas, está negociando para que pronto podais montar cristalerías en los bajos de Daniel, ¡pobre Daniel! Pero lo indignante, lo más indignante, es que alguien que se tomó unas copas para celebrar unas muertes, se encarara con él y le quitara la botella y pudiera vaciarla. Chema Matanzas, abogado etarra vació la botella sin que nadie hiciera nada, absolutamente nada. Nuevamente las víctimas vuelven a ser víctimas, más víctimas que nunca.
Te maldigo Matanzas, qué apellido más apropiado para un defensor de matones. Te maldigo por vaciar esa botella, con ella vaciaste muchas de nuestras esperanzas y nos humillaste, nos mostraste una vez más quién manda y quién obedece. Nadie hubo para impedírtelo, nadie te lo prohibió, nadie agarró tu mano con energía y te obligó a devolver la botella. ¡Nadie! Pero para ti, Zapatero, el blando creador de paces imposibles, de perdones que no pueden existir, de sangre vertida que ahora tú ahogas sobre la sidra vertida por Matanzas, para ti, Zapatero, para ti sólo puedo pedir que Dios, en el que creo, te castigue con el infierno en el que cada vez creo menos, pues no puede haber demonio más demonio que tú, satanás. Y a ti, Daniel, te digo, que en mi casa siempre hay una botella de sidra, en su punto, para que juntos brindemos por lo que tú quieras.

lunes, febrero 27, 2006

Por los vagones


Mané nos envía unas fotos de la manifestación del sábado, de esa manifestación a la que sólo fueron 110.000 y pico de personas. Cuatro gatos vamos. Y como el abuelo de Zapatero defendió a los humildes, supongo que también hubiera defendido a los realizadores del cartel de la imagen, tan humildes personas que cometen faltas de ortografía en el cartel, pero no por ello son menos dignos, vamos digo yo. Eso sí, serán humildes pero los tíos no son tontos. Bueno el cartel, sí señores, bueno no, buenísimo. Estoy de acuerdo con él al 100% y ya lo hemos puesto alguna que otra vez en esta bitácora. Basta con leer El supermisil (publicado en esta misma bitácora el lunes, 26 de abril de 2004) o Los agujeros negros del 3-A y del 18-A (publicado también aquí en abril de 2004). Y lo que ocurre es que el señor Zapatero llegó a la presidencia en un vagón de tren y se va a ir de rodillas, humillado, por los mismos que lo auparon.

sábado, febrero 25, 2006

El abuelo fue "picaor"

Vaya, vaya, vaya. Zapatero no deja de sorprendernos, criaturita de Dios. De manera que le dice a Irene Villa y a su madre (salvajemente destrozadas sus vidas por ETA) que no deben ser rencorosas, que a su abuelo también lo mataron. Pobrecito el abuelo de este hombre, lo que debió de padecer. Al iniciar la legislatura también nos regaló otra perla de su abuelo, de su testamento, decía así: "Un ansia infinita de paz, el amor al bien y el mejoramiento social de los humildes". Por eso luchó su abuelo, por los humildes. Como humildes eran los mineros asturianos del 34, ¿verdad? Porque supongo que en 1934 los mineros, acomodados, lo que se dice acomodados no estarían, vamos, digo yo.
Pues vaya, asómbrense, hoy se publica que El abuelo de Zapatero participó en la represión de la Revolución de Asturias. Acabáramos, de lo que nos enteramos ahora. ¿No que va a resultar que lo quisieron matar los mismos a los que hoy dirige su nieto? Bárbaros, que sois unos bárbaros. Intentar asesinar a un hombre de trayectoria tan intachable. Para reir, lo de su abuelo, lo lamento, pero lo de su abuelo en Asturias es para reir y lo de usted, no tiene nombre, pero desde luego señor Rodríguez, lo de usted, es para llorar.