Yo apoyo a Dinamarca

martes, junio 01, 2004

Yo quiero una medalla

Mi abuelo necesitó que le pegaran un tiro durante el desastre de Annual y salir vivo de aquello para que le dieran una medalla. A mi padre lo he visto con mis propios ojos jugarse la vida en más de una ocasión para que le dieran alguna que otra. Apostarse a la puerta de un banco y lograr que todos salgan vivos no es tarea fácil cuando el inquilino porta una escopeta y ha disparado ya alguna que otra vez.

A mi padre sus medallas le han costado algún que otro disgusto, pero jamás le han dado ninguna por huir. A mi padre y a mis abuelos las medallas se las han dado por acciones heróicas. Es más, en alguna ocasión me he planteado si puedo heredarlas ya que son actos de valor de mi propia sangre, de la que corre por mis venas. Pero tras una pequeña reflexión me he dado cuenta de que les pertenecen a ellos y a nadie más. Ellos se jugaron el tipo y no yo. Mi abuelo fue curado por una mora en África y logró huir y llegar a la Península, cuentan que fue recibido con honores y hasta declaró en el informe Picaso. Por eso y por un tiro le dieron una medalla.

A mi padre le dieron muchas más, no sé cuántas, pero varias, todas ellas por actos de heroismo y de valor sin límites. A mi padre sus medallas le costaron muchas horas sin sus hijos y sin su mujer. A mi padre sus medallas le costaron algún que otro disgusto por exponerse en exceso. Pero tal vez era mejor, dicen que los cobardes mueren mil veces, tantas como veces asoman la cabeza por la trinchera y los valientes mueren sólo una vez, cuando realmente los matan.

Pero no, ya no hace falta tener valor para que te den una medalla. Ahora si retrocedes te dan una medalla, si huyes te dan una medalla, si te rindes te dan una medalla. No hace falta salir de la trinchera en la dirección correcta, si no sales mejor, y si sales para volver a casa ya eso es la releche (con perdón). A Bono, a Don José, le han dado una medalla por rendir nuestras tropas no a un ejército, se la han dado por rendir nuestras tropas a un grupo de mercenarios, pagados todos por el terrorismo, ya sea nacional o internacional. Usted, señor Bono, el mismo que ha humillado a nuestro ejército es ahora premiado por tan valeroso comportamiento. Es usted un cobarde y los que le han dado las medallas unos miserables, mi mayor desprecio para usted y para ellos, por vilipendiar algo que con tanto esfuerzo logró mi padre. Ojalá, usted que es creyente, se consuma en el infierno, que Dios me perdone, es su oficio, porque yo no puedo.