Yo apoyo a Dinamarca

miércoles, mayo 26, 2004

El share

Si mi hija se hubiera comportado en la boda como lo hizo don Froilán ahora mismo todas mis amistades estarían diciendo: “qué mal educada está tu hija”. Pero ¿por qué si hace lo mismo un heredero próximo a la línea de sucesión se dice que es un travieso? Vivimos en un país donde el algodón y el azúcar se están imponiendo por doquier. Antes podíamos achacárselo al PP y a su afán de hacernos olvidar. Pero ahora, con el PRISOE instalado en las poltronas ¿a quién culparemos?

La boda ha estado descafeinada, falta de la emoción que debe haber en todas las bodas. La novia, fría como el acero, ni se dignó a soltar una lagrimita por su famélico rostro mientras sonaba Asturias Patria Querida. Debe ser Icewoman, propongo ese nuevo nombre, ya que el de Abeja Maya me resulta un poco ofensivo.

La boda, me resultó gris, como el día. ¿Por qué cuándo lo de Atocha se decía que Madrid lloraba y ayer se decía que llovía? No sería que el cielo de Madrid, conocedor como nadie de la que se nos avecina, ¿lloraba por la pérdida de tan apuesto soltero? ¿o por el fin de la monarquía? Ahora todos los monárquicos cierran filas junto a la institución pero ¿qué pasará si surge algún escándalo? ¿qué ocurrirá si doña Letizia es Diana de Gales? ¿sabremos perdonárselo?

Y entre tanto algodón y confeti leo que la boda fue seguida por 25.000.000 de personas en toda España, ¡coño!, ¡cómo no! ¡si la retransmitió hasta Procono! Nos toman por lelos y lo peor, es que lo somos.