Yo apoyo a Dinamarca

sábado, junio 19, 2004

Venganza

Clamaban venganza y la han tenido. Se les llenaba la boca de odio, de insensata y engreida inlucidez. Se les irritaban los ojos inyectados en la misma sangre que horas después manaba de sus cuerpos muertos. La infamia se produjo y el ingeniero estadounidense amenazado de muerte... murió. Su cabeza depositada sobre su costado lo constata. Su cuerpo, envuelto en un mono naranja ya no volverá a caminar por Riad. Su cabeza ya no volverá a pensar en su familia.

Pero tampoco lo hará la de sus asesinos. Se pudren ya en una morgue de Arabia Saudí. Espero que la manteca de cerdo los envuelva y que sus genitales sean arrojados a los animales. No como un castigo occidental sino oriental. Como castigo de mis creencias que ardan en el infierno, no puedo desearles mas que la condena eterna. Y a ti, Paul Marshall Johnson, descansa en paz y vela por nosotros ante esta locura infernal.