Yo apoyo a Dinamarca

viernes, diciembre 24, 2004

¿Y a quién sirvo yo ahora?

En la noche del 23 de febrero de 1981, cuando todo estaba perdido para Tejero y los suyos (no entremos ahora en quién los envió) hubo un Comandante de Estado Mayor que, fiel a su promesa, tomó a un pelotón de soldados y entró en el Congreso. En su libro La pieza que falta cuenta que cuando el Teniente Coronel Tejero lo vió le espetó: "¿Y tú qué haces aquí? ¿No sabes que esto ha fracasado?" a lo que Pardo Zancada (así se llamaba el Comandante) le contestó: "soy fiel a mi palabra dada". Él había jurado apoyar el golpe y aunque éste ya había fracasado (¿o tal vez no?) supo que su palabra de militar valía más que su meteórica carrera hacia la JUJEM.
Parece que los militares de ahora, los peces gordos, los que mandan a los demás, no saben qué es eso de la palabra dada. Es más, dudo que sepan qué es la palabra. El honor, ya no es la principal divisa del Guardia Civil. Ya no hay todo por la Patria que valga, ¿qué Patria sería? Pero es que ya no pueden ni servir a España hasta morir. Los suboficiales de Lérida tendrán que servir a los señoritos de la política, a los cobardes de medio pelo que se escudan en razones ambientales para retirar inscripciones de las montañas. ¡Que se enteren ustedes que para el campo hasta la mierda es beneficiosa! Y precisamente esa inscripción ha demostrado durante años que no dañaba el campo, tal vez ustedes sí. Tal vez cuando muera Durán y Lleida (no le deseo la muerte) sus cenizas tengan que ser escondidas en algún cementerio nuclear, propongo que no sea El Cabril por el beneficio de la zona. Pero si cobardes son los que proponen la retirada de la inscripción, mucho más lo son los que la aceptan y la acatan. Señores militares, desde aquél Golpe de Estado, la obediencia debida tiene un límite y el señor Zapatero y su ministro de Defensa Bono la sobrepasaron hace mucho tiempo
No sé si los militares siguen jurando bandera, no sé si tienen el más mínimo recuerdo de lo que suponía aquel juramento. Sus panzas ahora están gordas y huyen de los conflictos en los que son fuerza humanitaria. Dicen que a ellos no les pagan por eso, que les pagan por defender a España. Y yo me pregunto ¿a qué España? ¿A la asimétrica de Ibarreche? ¿A la insolidaria de Maragall? ¿A la calzoncillera de Rovira? No, ya sé a qué España defienden. A la cobarde de Zapatero.