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jueves, abril 15, 2004

El HEROE y el villano

Cae la noche en Bagdad, donde las mil y una noches son sólo una, ésta. En un callejón oscuro, una destartalada casa escucha cuchicheos en italiano. Al principio es un murmullo, un rumor que suena a música, a canto de vida que recuerda ese idioma. Fabrizio, con su rostro oculto por una negra capucha, escucha atentamente cualquier ruido. Por su cara escapan delicadas gotas de sudor que se mezclan con su barba de tres días. Salvatore, el más joven de los cuatro charla amigablemente con Umberto y Maurizio. Todo es silencio y oscuridad, paz absoluta en una ciudad donde la muerte ronda escondida bajo el canto del almuecín.

Se oyen unos pasos, al principio lejanos, pero ahora claramente próximos. Fabrizio sabe lo que le va a ocurrir, escucha las conversaciones que mantienen sus captores y un gesto de valor trata de quitarse la capucha que le impide verlos. Se gira y mostrando su nuca grita: "¡Ahora os voy a mostrar cómo muere un italiano!". Después un ronco rugido acaba con todo, es de noche en Bagdad, y la oscuridad es ahora un poquito más negra.

Cae la noche en Madrid, luces y más luces se ven en Ferraz, José Luis, cansado, mira con sus ojos claros a sus compañeros, puden verse entre ellos, mirarse a los ojos, no como Fabrizio. Faltan tres días para las elecciones y todo augura que la derrota será total. La angustia planea sobre sus cabezas, otra vez sin mandar, sin gobernar un país que prefiere la prosperidad económica, la reducción del paro, el nuevo orden mundial, el fin próximo de ETA, la agónica lucha de los batasunos por mantener unos mínimos incidentes de Kale Borroka. Este pueblo español no se entera, es necesario diálogo. Hagámoslo sobre ciento noventa y tanto cadáveres, qué más da. No podemos sufrir un nuevo atentado de estas características, se dicen entre ellos. Convenzamos a la población de que la rendición es el único camino. Machaquemos las conciencias con el dolor de las víctimas y digamos que rindiéndonos no sufriremos más. Alejémonos del consenso internacional de occidente para unirnos al cobarde miedo del mundo islámico. Sometámonos y no seguiremos teniendo bajas. Acobardémonos y hagamos lo que quieren, humillémonos.

Cae la noche en Madrid y una cadena de radio corta su emisión a 24 horas de unas elecciones. ¡Hagámoslo! Grita desencajado el jefe. Hay un terrorista suicida, está constatado. El gobierno no debe continuar. Es jornada de reflexión, pero no importa. Mañana mandaremos. Cae la noche en Madrid y ahora, la oscuridad, es un poquito más negra.

En estas historias, como en todas, hay un elemento para que nos preguntemos y filosofemos un rato ¿Cuál es el heroe?, ¿cuál el villano?