La primavera de Cuba

Leo ávido la ausencia del dictador, que como el otro, morirá en la cama. Siento decir que el fracaso de Estados Unidos está ahí, en que sólo la muerte lo alejará de la Isla. El rojerío llorará amargamente su muerte, si es que la espicha. El rojerío imprimirá camisetas de 2 euros (que venderá a 12) con la cara barbuda del miserable y, en ese momento, habrá vencido el capitalismo al que tanto combatió. El rojerío se siente orgulloso de nacer en el mes y el año en que Fidel bajó de Sierra Maestra (joder Negrito, ¿cómo puedes sentirte orgulloso de eso?). El rojerío llorará su pérdida, último bastión del fracaso comunista. El rojerío es así, enemigo de la dictadura, pero amigo del dictador.

Castro, el libertador que ató a su pueblo a balsas de todo tipo, parece que emprende ahora él su particular viaje en la barca de la parca. Que Dios se apiade de su alma y que lo perdone, es su oficio, yo no puedo. La primavera de Cuba es el invierno de Castro.