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sábado, enero 15, 2005

Estas son mis razones

En el siglo XVI los primeros cañones hicieron su aparición, en ellos, los primeros reyes de las incipientes naciones europeas, España la primera de todas, cómo no, hicieron esculpir: "Estas son mis razones". En aquella época en que la realeza debía enfrentarse a todo tipo de contingencias por tratarse aún de un poder débil, no olvidemos que la nobleza había dominado toda la Edad Media, sólo los reyes, aglutinadores de voluntades y reinos, tenían acceso a un instrumento de guerra tan costoso.

Ayer, ETA, la que votó con Ibarreche ese plan vomitivo y separatista; la misma que ha derramado la sangre de tantos y tantos españoles en su afán de dominar con el terror al pueblo español; la misma que ha arrancado piernas, amputado brazos, dejado sin oídos, sin voz, sin alma y sin esperanzas a miles de españoles; es ella la que ayer, como digo, voló por los aires un coche para afianzar su poder. Ayer, Ibarreche fue uno más de ellos. Ayer, la cámara vasca hirió a uno de los policías que la defiende, a un erchaina (ya saben lo que pienso de un cateto idioma inventado). Sí, señores que votaron sí al plan Ibarreche, ustedes son tan culpables como aquellos que accionaron el artefacto. Ayer ustedes nos enseñaron cuáles son sus razones.

Frente a ustedes se encuentra un presidente de España débil, el de buenas palabras y deplorables actos; el de ministras de cuota y estúpidos en su gabinete; el de sonrisa perpétua y miedo eterno. Señor Zapatero, demuestre de una puñetera vez lo que ha de demostrar un español de bien cuando España está en peligro. Señor Zapatero, haga usted que el bronce de los cañones brille frente a la puerta de Ibarreche, tan cerca, tan cerca, que pueda leer la leyenda que los primeros reyes españoles esculpieron en ellos.