Capone
En el último post proponíamos una solución al estado de alarma que se ha creado tras la posible excarcelación del etarra José Ignacio de Juana Chaos, qué parezca un accidente decíamos. Si legalmente no podemos acabar con la injusticia, hagámoslo ilegalmente y seamos justos. Pero leo hoy en la prensa que existen métodos legales para que semejante alimaña no salga de la cárcel.
En 1931, en plena Ley Seca, Eliot Ness logró encarcelar a uno de los mayores asesinos de Estados Unidos, pero no por asesinato. Desgraciadamente, aquellos intocables no pudieron probar que Alfonso Capone era un criminal. Sin embargo, sí que lograron demostrar que era un evasor de impuestos. Se aplicó la ley con el rigor más absoluto y "Al Capone" ingresó en la prisión de Atlanta en 1932 y en 1934 fue trasladado a la de Alcatraz donde contrajo la sífilis y a los 8 obtuvo la libertad, loco y deteriorado físicamente. La figura del mayor asesino de los años 20 en Estados Unidos era ya la de un guiñapo que no servía ni para echar azúcar a las tortas.
El asesino de Juana Chaos podría salir el mes próximo libre de sus delitos cometidos en los años ochenta, libre de sus 25 asesinatos. ¿Pero puede salir alguien que no se ha redimido y que no se ha arrepentido? Desgraciadamente parece ser que sí. Sin embargo, esa misma legalidad a la que se acoge debe ser su condena. Por la boca muere el pez y de Juana Chaos es un bocazas que abre demasiado la boca y el 1 de diciembre la abrió en un artículo publicado en Gara en el que amenazaba a funcionarios de prisiones y a la mismísima Gallizo. Ya antes había arremetido contra el director de la cárcel de Algeciras donde debería cumplir los 3.000 años de cárcel a los que fue condenado.
Ahora pues, sí que puede ser juzgado de acuerdo con el nuevo Código Penal, y ser condenado a sendas penas por apología del terrorismo. Quince años como quince luceros por cada una de ellas. Treinta años que espero se claven en su corazón como treinta puñales. Un año por cada víctima, que es poco, y cinco de regalo por bocazas. Propongo, no obstante, que los cumpla en Lanzarote, tierra idílica donde las haya. Algo alejada de su casa, eso sí, pero que vea el verde de "su patria vasca" como Anibal Lecter veía el Duomo, en carboncillo. Espero que la Asociación de Víctimas del Terrorismo se convierta en Eliot Ness y sus intocables. Espero que lo consigan y que nuestro Capone particular muera de sífilis o de rabia en su celda.
En 1931, en plena Ley Seca, Eliot Ness logró encarcelar a uno de los mayores asesinos de Estados Unidos, pero no por asesinato. Desgraciadamente, aquellos intocables no pudieron probar que Alfonso Capone era un criminal. Sin embargo, sí que lograron demostrar que era un evasor de impuestos. Se aplicó la ley con el rigor más absoluto y "Al Capone" ingresó en la prisión de Atlanta en 1932 y en 1934 fue trasladado a la de Alcatraz donde contrajo la sífilis y a los 8 obtuvo la libertad, loco y deteriorado físicamente. La figura del mayor asesino de los años 20 en Estados Unidos era ya la de un guiñapo que no servía ni para echar azúcar a las tortas.
El asesino de Juana Chaos podría salir el mes próximo libre de sus delitos cometidos en los años ochenta, libre de sus 25 asesinatos. ¿Pero puede salir alguien que no se ha redimido y que no se ha arrepentido? Desgraciadamente parece ser que sí. Sin embargo, esa misma legalidad a la que se acoge debe ser su condena. Por la boca muere el pez y de Juana Chaos es un bocazas que abre demasiado la boca y el 1 de diciembre la abrió en un artículo publicado en Gara en el que amenazaba a funcionarios de prisiones y a la mismísima Gallizo. Ya antes había arremetido contra el director de la cárcel de Algeciras donde debería cumplir los 3.000 años de cárcel a los que fue condenado.
Ahora pues, sí que puede ser juzgado de acuerdo con el nuevo Código Penal, y ser condenado a sendas penas por apología del terrorismo. Quince años como quince luceros por cada una de ellas. Treinta años que espero se claven en su corazón como treinta puñales. Un año por cada víctima, que es poco, y cinco de regalo por bocazas. Propongo, no obstante, que los cumpla en Lanzarote, tierra idílica donde las haya. Algo alejada de su casa, eso sí, pero que vea el verde de "su patria vasca" como Anibal Lecter veía el Duomo, en carboncillo. Espero que la Asociación de Víctimas del Terrorismo se convierta en Eliot Ness y sus intocables. Espero que lo consigan y que nuestro Capone particular muera de sífilis o de rabia en su celda.
Acabo de leer el artículo de Ussía en La Razón, por favor léanlo.
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